II Jornadas de Educación Ambiental de PDVSA
Caracas, La Floresta Centro de Arte “La Estancia”, 13 y 14 de junio 2007.
EDUCACION AMBIENTAL y ECOSOCIALISMO
Ramiro J. Chimuris Sosa
[1]
Lydia M. Garrido Luzardo
[2]
Universidad Popular “Joaquín Lencina”
Uruguay.
Resumen.
La presente ponencia se enmarca en la miseria a niveles nunca vistos en el planeta, la crisis ambiental planetaria y las mayores desigualdades existentes en América Latina y Caribeña causadas por la lógica de un capitalismo enfermo.
Recuperar la relación de la comunidad (mujeres y hombres) con la naturaleza, y la naturaleza con la comunidad, partimos de la idea de que son inseparables.
Ha llegado la hora de construir entre todos, un nuevo nivel emancipatorio del sistema capitalista y una nueva relación inclusiva con la naturaleza. Sólo así, observando y escuchando a la naturaleza, aprenderemos a convivir con una ética ecológica, desde un paradigma de la complejidad y desde la comunidad unificando ecología y socialismo del siglo XXI.
“...el hombre olvidó hace mucho tiempo que la Tierra le fue dada solamente en usufructo, no para el consumo, y mucho menos para despejar desechos”
(Marsh, George Perkins.1965)
1. Introducción
Venimos de procesos que llevan varios miles de años basados en la dominación, jerarquización y violencia, que han ido modelando las formas de desarrollar diferentes ámbitos (sociales, económicos, políticos, religiosos, científicos). El individualismo, el patriarcado, los fundamentalismos, el capitalismo y el imperialismo han sido las formas que mejor han reflejado esta cosmovisión y desde donde se viene autolegitimando el poder.
El predominio de la concepción mecanicista de la física clásica y su tipo de racionalidad[3] (separatista, causalista, determinista, reduccionista) se impuso y perduró por ser la que mejor correspondía a perpetuar intereses que se constituyeron en hegemónicos. Se ha venido construyendo una forma de ser, estar y hacer en el mundo, que imbuida por esta cosmovisión, ha justificado cualquier medio eficaz para lograrlo.
Nuestras prácticas científicas se han desarrollado con esta racionalidad, instituyéndola de una aparente neutralidad al pretender no contener en si misma un telos, una finalidad. Este planteo reduccionista no es inocente, es la forma de dejar al margen los aspectos éticos que debería incluir, ya que ella no se debería concebir separada de los efectos que implican sus aplicaciones dentro de lasociedad para y en la cual tiene su existencia. Gian Carlo Delgado (2006), citando a Watson dice “...la tecnología (capitalista) no es neutral porque aporta su propia racionalidad y el método para su uso”. Y a continuación agrega “podemos señalar que la esencia de ese proceso humano en activo (el desarrollo tecnológico), queda impregnada de la lógica del sistema de producción que se trate; de la finalidad para la que es desarrollada. Lo anterior explica por ejemplo, el por qué se ha optado en el sistema capitalista de producción por el desarrollo de una ciencia cada vez más reduccionista, segmentada y simplificada (lo que no significa que cada especialidad carezca entonces de complejidad, pero sí, que pierde la dimensión de la unidad, o en otras palabras, la complejidad del todo)”.
A su vez, en las formas de organización propuestas por el imperio observamos una decadencia gradual de la política y de la teoría política. Los aparatos técnicos y prácticos de las democracias representativas se han ido desdibujando, perdiendo credibilidad y distanciándose cada vez más de los intereses, necesidades y sentimientos de sus pueblos. La raíz ecológica de la decadencia de la política, impulsa el desafío y la necesidad para una revisión y transformación creativa del orden político (Leis, H. 2001:32).
Desde el discurso político hegemónico se legitima un nuevo orden global, con términos como: desarrollo global, medio ambiente global, mercado mundial, Consejo Mundial de Empresas Sustentables, etc. Son actores políticos y económicos, de racionalidad individualista y competitiva, expresiones y acciones de un capitalismo rapaz que trata a la naturaleza como una mercancía más, un objeto a poseer, bajo su lógica de devorar o ser devorados.
Por eso la crisis ecológica está intrínsecamente vinculada al proceder de las élites dominantes del sistema capitalista, para quienes el único imperativo es la acumulación de riquezas, de ganancias y para ello practican el saqueo de los recursos naturales y del patrimonio tangible e intangible de los pueblos sin respetar límites, frontera alguna, sin que les preocupe el agotamientamiento de los recursos, la contaminación o hasta la propia extinción de los mismos.
Cuentan para ello con los mecanismos jurídicos-políticos de los tratados bilaterales o regionales o multilaterales de comercio en sus diferentes modalidades (BIT, TPPI, ALCA, TIFA...). La mayoría de los Estados-nación son cómplices de esta expoliación y destrucción y muchos se prestan a los intereses foráneos permitiendo que las multinacionales y los países más desarrollados realicen estas operaciones de recolonización aún en este siglo XXI. Cada vez más resuena la pregunta: “El fin del capitalismo o el fin del mundo?” (Kovel, 2005)
2. La necesidad de un Cambio Cultural
El deterioro, la degradación, se manifiesta en diversas formas: recalentamiento global, mega inundaciones, sequías, tsunamis, catástrofes con muertes que son signo manifiesto de aviso que la pacha mama, la Gaia, la Naturaleza, ya no admite más destrucción.
Ante todo ello, tenemos la responsabilidad de encontrar soluciones amplias y complejas que trasciendan las formas actuales. Por lo tanto, se hace imprescindible otra opción cultural que nos religue armónicamente. Es necesario un cambio de sistema y no sólo cambios en el sistema.
El medio ambiente, otrora invisible para la política, nos obliga hoy a repensar su lugar dentro de cualquier teoría política actual y futura. Debemos superar las propuestas reduccionistas de las ciencias en “la modernidad insustentable” (Leis, H.: 2001) que desde una visión antropocéntrica basada en el Contrato Social, la Naturaleza queda afuera.
La necesidad de re-ligar aquello que un día comenzamos a transitar como separado, se nos va imponiendo con urgencia. Necesitamos una instancia superadora de la separatividad en la que hemos caído al objetivizar la naturaleza para pretender colocarnos por encima y “apropiarnos” de ella.
Necesitamos dar un salto cualitativo, un cambio de paradigma cultural, hacia un paradigma ecosocialista de la complejidad y desde el método dialéctico, incorporando la naturaleza en la comunidad y viceverza, donde los saberes populares, el arte y la espiritualidad sean también incorporados. Desde una perspectiva analítica multidimensional y temporalmente amplia que pueda contextualizarlo adecuadamente, donde la teoría de las cuerdas de la onceava dimensión, sea tan importante como los quehaceres de la comunidad, su música, su arte y su dignidad. Debemos salir de los condicionamientos de nuestra época histórica, incluyendo en nuestra perspectiva un futuro digno, humano, armonioso, solidario y respetuoso por la diversidad, sólo posible desde la práctica hoy, de una ética socialmente ecológica.
3. Dos demonios del sistema capitalista: la crisis ambiental y el consumismo.
El punto de partida para el análisis de la crisis ambiental contemporánea está en la propia producción mercantil. Mientras la producción precapitalista de valores de uso tiene su límite en la satisfacción de las necesidades, la producción mercantil para incrementar la ganancia no tiene límite alguno, al igual que la correspondiente generación de desechos (contaminación).
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Las leyes de la producción capitalista (mercantil) se encargan de mostrar su carácter ecodestructivo. Nos dice Guillermo Foladori (1997):
“Primero, las leyes más generales que se derivan del movimiento del capital. Tanto la tendencia al incremento de la rotación del capital para aumentar la ganancia, como la tendencia al abaratamiento del capital constante, constituyen la explicación más contundente del avance del capital sobre espacios y materiales de la naturaleza no mercantilizados a ritmos crecientes.
Segundo, el papel del suelo como barrera a la inversión de capital, y su explotación capitalista y propiedad, como medios de sustracción de una parte del plusvalor global generado bajo la forma de renta explican, por un lado, la tendencia a la privatización y mercantilización de la naturaleza. Por otro, la depredación de los recursos naturales para lograr ganancias extraordinarias (renta diferencial II).
Tercero, el efecto de la producción capitalista sobre las clases trabajadoras. Por un lado, mostrando que el sistema capitalista es el único que, impulsado por la expansión mercantil, no soporta otros modos de producción a su alrededor y, con ello, tiende a la destrucción de la diversidad cultural. Por otro, al convertir a la fuerza de trabajo en mercancía, la sujeta al crecimiento de la composición orgánica del capital y a los vaivenes de la oferta y la demanda, generando despilfarro de trabajo humano en la forma de desempleo, miseria, y enfermedades. Y, mediante la división clasista del trabajo, limita las posibilidades de la creatividad humana.
Cuarto, los efectos globales de la dinámica capitalista se expresan en recurrentes crisis y guerras, que son la expresión más clara del desperdicio de recursos materiales y humanos” (Foladori, 1997).
El consumismo.
Es una de las herramientas del capitalismo, retroalimentado por los aparatos de dominación cultural, la propaganda, el marketing, crean necesidades e ilusiones, como mecanismos de control social.
Desde el psicoanálisis, Kovel nos dice: “(…) Regresemos al momento antiecológico encerrado en el capital; la forma del ego. Este es el secreto del enigma del crecimiento y la manía del consumo. Estas compulsiones gemelas del orden reinante son expresiones de un movimiento impedido entre los mundos interior y exterior (...) la inserción del valor de cambio es la barrera invisible enjaulada en el ego capitalista, una película de abstracciones reforzada con el poder titánico del estado capitalista y su aparato cultural”. (Kovel, 2005)
Frente al sistema capitalista, proponemos la construcción del ecosocialismo del siglo XXI, basados en el reconocimiento de nosotros mismos en la naturaleza y de la naturaleza en nosotros mismos, es decir participación en los ecosistemas subjetiva y objetivamente.
4. Algunos puntos de partida para el debate
Contenidos para un Ecosocialismo del siglo XXI.
- La tradición comunitaria, la construcción de espacios de multivisiones, de nuevas ideas y sensibilidades, se corresponden con el significado de la palabra ecología (oikos), el cual refiere en el significado griego de la palabra al hogar y a la economía, pensados en una relación armoniosa con la naturaleza (Nisbet, 1982). Debemos reconocer a la naturaleza con todos los seres de la comunidad biótica y terrenal con subjetividad, con autonomía, con derechos a ser respetados.
- La teoría política debe ser un esfuerzo interdisciplinar y transdiciplinar en el contexto de una profunda transformación multicultural donde puedan interactuar la filosofía, las ciencias naturales y sociales, así como todos los saberes populares (el arte, la espiritualidad), es decir desde un abordaje holístico.
- La comprensión de la esencia de lo humano, donde la experiencia espiritual es una experiencia de expansión de la conciencia de pertenencia a un ámbito más amplio que aquel del entorno particular del propio vivir, pertenece a la emoción. Es diferente de la experiencia religiosa porque no se asocia ninguna doctrina ni a ninguna proposición de la realidad que pueda preexistir en la cultura que venga después, es una expansión del amor (Maturana, H. 1999).
- Otro de los elementos que planteamos es que la construcción de una ecopolítica con elementos para una sociedad ecológica, debe darse fuera del capitalismo, es decir dentro de los valores comunitarios, la opción a elegir (socialismo, comunismo, u otra) debe ser definida por sus integrantes, pero fuera del sistema ecodestructivo capitalista.
- Pensemos por un momento, ¿Qué pasaría si nos apartamos de la lógica del mercado, y aplicamos la lógica ecosocialista? “Los recursos naturales con sus diferencias en renovables y no renovables, así como los criterios energéticos, y la polución "sin precio de la economía capitalista", entrarían por igual en las decisiones, junto al resto de los medios de producción y el trabajo. Lo que hoy son esferas de actividad e interés separadas: economía, ecología, política, (para lo cual se requieren de instrumentos y políticas para relacionarlos) constituirían una unidad. No habría, entonces, externalidades; todos los elementos físico-materiales y sociales de la producción serían, de por sí, internos. No habría separación de ecología y economía; la contabilidad sería material y sobre criterios políticos, los conocimientos físico-energéticos de la ecología, y los sociales de la economía, sencillamente estarían, de por sí, unidos” (Foladori, 1997).
- Debemos definir en una primer hora del camino en la construcción del Ecosocialismo, el término: democracia, en sus distintos contextos y acepciones, ya que debemos distinguir que comúnmente se define a la misma dentro del concepto burgués y del sistema capitalista, al ser esta la concepción más difundida y utilizada, nos referiremos a ésta. A nuestro entender, no se alcanza la democracia plena dentro del sistema capitalista, aunque se la denomine democracia participativa o democracia progresista, basta analizar sus contenidos para que aparezcan las respuestas, por ejemplo: ¿en beneficio de quien o quienes actúan los que están en el poder?.
6. A modo de reflexión final
Tenemos mucho para trabajar en nuestras comunidades, pero no restringido al ámbito local, la comunidad como una forma universalizada, en el entendido que el planeta tierra es nuestra casa. Desde un espacio donde la naturaleza forma parte integrante de una cosmovisión holística, en el que el ser humano no es el superior de una escala jerárquica, sino una parte de una horizontalidad de seres vivos en convivencia. Los seres humanos tampoco podemos ser indiferentes, ya que cada acción cotidiana tiene un efecto y ante el somos co responsables.
Entendemos que el ecosocialismo no puede estar desvinculado de la revolución socialista, de la libertad, como ya planteara Engels, de reconciliación de la humanidad/naturaleza:
“No debemos lisonjearnos demasiado de nuestras victorias humanas sobre la naturaleza. Ésta se venga de nosotros por cada una de las derrotas que le inferimos[…] Todo nos recuerda a cada paso que el hombre no domina, ni mucho menos, la naturaleza a la manera como un conquistador domina un pueblo extranjero, es decir, como alguien que es ajeno a la naturaleza, sino que formamos parte de ella con nuestra carne, nuestra sangre y nuestro cerebro, que nos hallamos en medio de ella y que todo nuestro domino sobre la naturaleza y la ventaja que en esto llevamos a las demás criaturas consiste en la posibilidad de llegar a conocer sus leyes y saber aplicarlas”.
Federico Engels (1876)
A la República Bolivariana de Venezuela, hoy tomamos prestadas las palabras del poeta:
“Maravilloso país en movimiento
Donde todo avanza o retrocede,
Donde el ayer es un impulso o una despedida
(…) Comienzo y creo en ti
Maravilloso país en movimiento”
Víctor Valera Mora
Bibliografía:
CIURANA, Emilio R. (2001). Educación, Mundialización y Democracia: un circuito crítico. Universidad Iberoamericana. Impresora Gospa, México.
DELGADO, GC. (2006). Promesas y peligros de la Nanotecnología, Nómadas 9 Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Disponible en http://www.ucm.es/info/nomadas/9/giandelgado.htm
ENGELS, F (1876) “El papel del trabajo en la transformación
del mono en hombre”. Revista Die Neue Zeit, Bd. 2, N° 44, 1895-1896.
FOLADORI, G. (1997) “Marxismo y medio ambiente”. Revista Trabajo y Capital. Encontro Latino-americano. Revistas Marxistas. Seminario Internacional. Florianópolis, SC, 1 a 4 maio, 1997.
KOVEL, J. (2005). El enemigo de la Naturaleza. El fin del capitalismo o el fin del mundo?. Buenos Aires: Tesis 11.
LEIS, H. (2001). La Modernidad Insustentable. Las críticas del ambientalismo a la sociedad contemporánea. Ed. Nordan – Comunidad.
MARSH, G.(1965). Man and Nature. Cambridge: Harvard University Press p.36
MATURANA, H. (1999). Transformación en la convivencia. Santiago de Chile: Dolmen
MORIN, E. (1999). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. UNESCO
MORIN, E. (1995). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa
NISBET, R. (1982). Os filósofos sociais. Brasilia: Editora Universidade de Brasilia, p. 317
VEGA CANTOR, R (1999). El caos planetario. Ensayos marxistas sobre la miseria de la mundialización capitalista, Bs. As., Antídoto- Herramienta, 1999, p.180.
[1] Doctor en Derecho y Ciencias Sociales, integrante del equipo de la Universidad Popular “Joaquín Lencina”, Uruguay.
[2] Investigadora de Plataforma DESCAM, integrante del equipo de la Universidad Popular “Joaquín Lencina”, Uruguay.
[3]diferenciando el ser racional de un determinado tipo de racionalidad
[4] En 1970, se consagro al 22 de abril como el primer “Día de la Tierra”, en 1972 el denominado “Club de Roma” hizo público el manifiesto: “los límites del Crecimiento”. En el Día de la Tierra de 2000: la población humana se había incrementado de 3.700 millones a 6000; el consumo de petróleo creció de 46 millones a 73 millones de barriles por día; la extracción de gas natural se acrecentó de 34 billones de pies cúbicos a 95 billones por año; la población mundial que poseía un vehículo a motor casi se triplicó: de 246 a 730 millones; el tráfico aéreo se multiplicó por seis; se duplicó el consumo de árboles para la fabricación de papel, hasta 200 millones de toneladas métricas por año; las emisiones humanas de dióxido de carbono crecieron de 3,9 millones de toneladas métricas anuales hasta una cifra estimada en 6,4 millones (Kovel, J., 2005). En Europa de los 55 ríos, solo 5 no están contaminados. En Estados Unidos todos sus acuíferos ya fueron contaminados (Telesur, junio 2007).