INVESTIGACIÓN PARTICIPATIVA
(un aporte de la Universidad Popular Joaquín Lencina)
Las organizaciones sociales necesitan muchas veces acceder a una información que ellas mismas no producen.
El mundo académico y las ONGs las abastecen de los datos necesarios.
Pero esta asesoría externa, muchas veces peligrosamente sesgada, ¿es siempre necesaria?
Hay técnicas de investigación que requieren de expertos para ser aplicadas; pero otras no. Hay formas sencillas de investigar algunos temas, formas sencillas que permiten en algunos casos prescindir de información externa o al menos confrontar y chequear la información recibida de fuentes externas.
Veamos primero lo que no sería posible emprender sin asesoría técnica específica.
Organizar un censo requiere asesoría de especialistas. Esto no impide que lo ejecute y que procese sus resultados la propia organización social, pero siempre necesitará asesores expertos
Organizar una encuesta requiere también de la asesoría de técnicos. Desde el tamaño y las características de la muestra representativa , hasta el diseño del cuestionario son tareas que sólo técnicos calificados pueden garantizar en su confiabilidad y validez. Desde luego, integrantes de las organizaciones sociales pueden irse capacitando para apropiarse de estos conocimientos, pero eso requiere cursos no demasiado breves.
Buscar si hay una relación estadística entre un fenómeno y otro cualquiera requiere también conocimientos específicos
Pero para conocer más o menos objetivamente muchos aspectos de la realidad (o sea, para investigar, para conocer la realidad mezclando lo menos posible nuestros conceptos previos y nuestros prejuicios) hay técnicas sencillas que son accesibles a un grupo social organizado preferentemente si este grupo o movimiento social es lectoescritor, aunque ni siquiera esa condición previa es imprescindible.
Ante todo, el movimiento social debe designar un equipo para el trabajo investigativo, equipo que SEPARE el proceso de investigación de todo proceso de acción persuasiva militante. La investigación no es para confirmar lo que se desea, ni para aprovecharse e incidir en la opinión del “universo” investigado, sino para sorprenderse por los resultados, para dar a la organización una descripción lo más objetiva posible de los fenómenos estudiados independientemente de que el resultado sea el deseable o no.
La fortaleza de este equipo estará en sus vínculos previos con la gente, porque la gente es el componente del “universo” que se desea investigar.
La técnica más sencilla para abordar una investigación de este tipo es la ENTREVISTA.
Empecemos por ella.
Necesitamos para una investigación un conjunto de entrevistas suficientemente amplio, hechas a personas o grupos convenientemente seleccionados. Si estas entrevistas son, además, cuidadosamente distribuidas en el escenario que queremos investigar nos brindan una fuente de información insustituible. Nadie tiene tantas posibilidades concretas, tanta disponibilidad de horas de militancia ni tanta legitimación para investigar un universo popular como lo tiene la organización social que sale de ese mismo sector social.
La entrevista semi estructurada no parte de un cuestionario rígido, como la encuesta, pero sí de un acuerdo previo entre los encuestadores acerca de cuáles áreas temáticas serán tratadas, a los efectos de servir a los objetivos de la investigación y poder comparar los resultados obtenidos.
No aconsejo grabar las entrevistas; porque la desgrabación lleva un tiempo adicional precioso. Pero el registro debe ser cuidadoso e inmediato, para no empobrecer la memoria y debe ser legible, para permitir a otros compañeros trabajar sobre él.
No reviste ninguna dificultad especial releer un conjunto de entrevistas, subrayar los aspectos más reiterados y aquellos otros aspectos (reiterados o no) que más nos sorprendan entre las respuestas recibidas. En este último caso las respuestas desconcertantes, si no son casos excepcionalmente aislados, deben ser una fuente para formularnos nuevas preguntas.
Las áreas temáticas seleccionadas previamente para conversar con los entrevistados deben ser aquellas que nos interesan particularmente. Después, cuando estamos releyendo las entrevistas ya hechas, llega un momento en que se produce la “saturación de muestra”: es decir, ya aparece como evidente el pensamiento mayoritario, la opinión mayoritaria del universo investigado sobre el punto que nos interesa. Si la entrevistas no son para buscar opinión sino información, ocurre lo mismo; llega un momento en que la información que buscamos está razonablemente respondida gracias al conjunto de declaraciones recibidas
Hay varias formas de hacer, registrar y procesar la información de la entrevista. Lo más importante cuando se presentan las conclusiones es diferenciar la información obtenida de la interpretación que hacemos de ella, aunque esta interpretación nos parezca evidente.
Existen otras técnicas sencillas de investigación.
Para temas productivos o ambientales (pero también para temas culturales) es factible convocar a un núcleo de vecinos o trabajadores del lugar y ponerlos delante de un plano de la localidad con espacios en blanco para que ubiquen en él los aspectos que nos interesa conocer. La suma de mapas locales nos da un relevamiento de información pormenorizada en los temas que nos interesan.